Los analistas de energía han advertido que una suspensión prolongada de un oleoducto podría elevar los precios en el surtidor a lo largo de la costa este y dejar a algunos aeropuertos más pequeños luchando por el combustible para aviones, informa Clifford Krauss a The New York Times.
El operador del gasoducto, el más grande entre Texas y Nueva York, declinó decir el domingo cuándo será reabierto. Colonial Pipeline dijo que estaba desarrollando «un plan de reinicio del sistema» y que restablecería el servicio en algunas líneas pequeñas entre terminales y puntos de entrega, pero «pondrá de nuevo nuestro sistema completo en línea sólo cuando consideremos que es seguro hacerlo».
La compañía, que cerró el oleoducto el viernes, reconoció que fue víctima de un ataque de ransomware por parte de un grupo criminal, lo que significa que el hacker podría retener los datos de la compañía como rehenes hasta que pague un rescate. Colonial Pipeline, que es privada, no dijo si había pagado el rescate. Al no fijar una fecha límite para la reapertura, la empresa renovó la pregunta de si las operaciones del oleoducto aún podrían estar en riesgo.
El FBI dijo el lunes que el ataque fue causado por el ransomware DarkSide, una cepa de virus informáticos desplegados por un grupo del mismo nombre, confirmando informes anteriores.
El cierre del gasoducto de 5.500 millas fue una señal preocupante de que la infraestructura energética del país es vulnerable a ataques cibernéticos por parte de grupos criminales o naciones.
Los expertos en energía predijeron que los comerciantes verían el anuncio de la compañía el domingo como una señal de que el gasoducto permanecería cerrado durante al menos unos días.
Los expertos dijeron que varios aeropuertos dependen del gasoducto para el combustible para aviones, incluido Nashville, Tennessee; Baltimore-Washington; y Charlotte y Raleigh-Durham, NC, pueden tener dificultades al final de la semana. Los aeropuertos generalmente almacenan suficiente combustible de aviación para tres a cinco días de operación.
Los funcionarios de la Casa Blanca celebraron reuniones de emergencia sobre el ataque al oleoducto durante el fin de semana. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo en un tuit que estaba buscando formas de «mitigar posibles interrupciones en el suministro».
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