La salud y el bienestar personal y de las familias es toda una prioridad y en la actualidad asistimos a una tendencia generalizada en la sociedad por protegerla y conservarla. Los seguros médicos privados se conectan directamente con esta realidad.
En un mundo móvil, cambiante, desafiante y muy exigente, la seguridad y tranquilidad interior no están pagadas. Partiendo de la premisa de que desafortunadamente no todo depende de cada uno y que no se pueden controlar aspectos tan indispensables como las enfermedades, los accidentes, los imprevistos…, sí que se puede, en cambio, hacer lo máximo y que no quede por uno. Un buen ejemplo de esta tesitura es la contratación de un seguro medico privado con el objetivo de no dejarlo todo al son del sistema sanitario público (de cuyas cualidades y aptitudes no hay duda) por razón de la cantidad (que no de la calidad) y los ya conocidos y corroborados niveles de saturación y ‘atasco’ a los que se ven sometido constantemente.
Más aún en un escenario de pandemia y múltiples episodios vividos en el contexto de la Covid-19, esta realidad y circunstancia se ha visto especialmente amplificada y esto ha provocado sin duda un crecimiento progresivo de la contratación de sanidad privada, una tendencia en buena medida justificada y mantenida hoy en día por todo lo experimentado y por el hecho de que cada vez se le da más relevancia a la salud y la importancia de una buena atención sanitaria.
Cuando se cuenta con un servicio integral de salud a nivel privado y particular, se dispone de un amplio catálogo de atenciones y especialidades, distribuidas en una amplia red de centros asociados de la aseguradora perfectamente dotados y equipados, a través de las cuales los pacientes pueden ser atendidos, tratados y considerados bajo los mejores estándares de cobertura, rapidez, agilidad, especialización y seguimiento.
Beneficios obtenidos
Entre los mayores beneficios de contratar un seguro de salud para la familia, se encuentra la existencia de una extensa gama de opciones y posibilidades para lograr satisfacer las necesidades de salud y bienestar a la medida de los distintos tipos y perfiles de pacientes (individual, senior, bebé, embarazadas deportistas, familias, empresas, autónomo, extranjero) mediante diversas fórmulas de contratación, niveles de cobertura, copagos, modelos de pólizas y presupuestos, abarcando desde la atención de emergencias médicas, casos de hospitalización, accidentes, pérdidas económicas, tratamientos concretos, etc.
En todos estos supuestos y situaciones, existen sin duda ventajas y beneficios asociados al seguro médico privado. Si se trata de una estancia en el hospital, por ejemplo, la privacidad y confortabilidad están garantizadas con creces, no siendo algo completamente asegurado en la sanidad pública, donde en muchas ocasiones toca compartir habitación con otros pacientes (y familiares), lo que hace el proceso y el entorno donde se desarrolla más incómodo y molesto para los hospitalizados y quienes los acompañen.
Igualmente al asistir por ramas sanitarias, por lo habitual se puede elegir entre una extensa cartera de centros de atención, ubicaciones y proximidad al domicilio, pruebas médicas, sanitarios disponibles (con idea de poder contar con segundas opiniones de facultativos y reforzar diagnósticos) y especialización en áreas a menudo tan cruciales para los usuarios como es el caso de la atención primaria, dentro de la cual se halla la vertiente pediátrica, notablemente apreciada y disfrutada y que hace en muchas ocasiones terminar de decantarse por la contratación de estos servicios.
Rapidez, facilidad, agilidad en el acceso al servicio. Equipamiento, tecnología y tecnificación. Recursos de último avance y progreso. Profesionalidad y capacitación de la plantilla médica. Todas son razones y cualidades válidas, determinantes y cada vez más pluralizadas que marcan una tendencia ascendente de la población en la contratación de seguros médicos, entendiéndose como una inversión familiar necesaria a la vez que asequible, y siendo en definitiva un ‘producto’ de primera necesidad, interés, provecho y rentabilidad.
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